Película sobre cruzadas que sigue la saga del cine épico que se ha puesto de moda en los últimos años.

Una atronadora y avasalladora película que no tiene absolutamente nada, ni siquiera una buena batalla pues es ampliamente superada por las de Troya y, sobre todo, Las dos Torres.

El señor Scott no maneja con sutileza la fuerza de la guerra, se vuelve un caos intemporal de camarazos a diestra y siniestra, es desaprovechada por completo la escena final de pelea que pudo haber dado muchísimo más. Lo que prometía una feroz lucha se convierte en nada... Posiblemente Gladiator haya sido más espectacular por la novedad, yo diría que esta cinta está lejos de ser oscareable; sus actores se pierden, no tienen vigor para sostenerse... Una real decepción...

Ahora, viéndola desde un ángulo diferente, debo decir que:

SPOILERAZO

vamos a ver, pasemos a segundo lugar con la trama... Perdonarán si veo desde este otro punto de vista, pero es algo que suelo hacer...

Hablemos de dos bases, en este caso musulmanes y cristianos, con sus múltiples personalidades, están retratados dos mundos que conviven en uno solo. Es un Cybertron en miniatura, donde los Decepticons y los Autobots libran su última batalla.

Si alguna vez he buscado a un Megatron de carne y hueso, lo he encontrado: Saladin, el jefe de los sarracenos. Una idea básica, pero muy escencial.
Este Megatron es el non plus ultra del conquistador. Cruel en lo básico, pero sólo con quien se lo merece, honorable en la batalla; duro, pero fiel a los principios que rigen la guerra; incapaz de perdonar, pero con la sutileza de quien se sabe poderoso y magnánimo, sabedor de que es invencible, así que una vez conquistada su ciudad se da el lujo de arrojar a los sobrevivientes y dejarlos vivir.

Optimus es el rey muerto, sabedor que no puede ponerse en contra de semejante fuerza invasora, conocedor que su causa está perdida y dispuesto a ofrendar su orgullo a cambio de evitar más muertes, a la vez implacables contra quienes ponen su ambición por delante de los intereses del pueblo. Dispuesto a todo por su gente.

Rodimus vendría siendo el joven que toma el lugar del rey. Metido en sus propias cuestiones, más preocupado por sus intereses honríficos que por hacer lo correcto. En su pecado llevará la penitencia. Sabio guerrero alfina, deberá buscar una derrota que no lo parezca, entregará su ciudad, que nada le costó ganarla, a cambio de la vida de sus habitantes. Batalla perdida de antemano que sólo busca llevarse más vidas de las que pierda.

Casualmente ninguno pelea por su religión, sino más bien por la supervivencia de su honor. Dios ha pasado a segundo término, la conquista es más física que moral, no hay una diferencia religiosa en sí, ambos pelean por sí mismos y lo suyo. Se ve un desprecio por la figura de aquél que quiere honrar a su dios; la lucha es entre hombres...

No hay diferencia entre la cruz y la luna, salvo quizás que ésta, está fuera de este planeta...